domingo, mayo 16, 2010

Besos de fuego

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mejor que todos estos besos, eran los nuestros.

Marta dijo...

Es que ponía en tu boquita - sin darte tú cuenta - unas gotitas de perfecto amor, unos pétalos de jazmín, y las alitas de una mariposa, para que volaras pero vinieras siempre a mí..... Es cierto, mejor que todos estos besos, eran los nuestros.

Pd. Qué bonita la película Memorias de África

Anónimo dijo...

NUESTROS BESOS.
Las palabras son esas, no hay duda alguna. Recuerdo haberlas recitado tras besarte por primera vez, sorprendida aún del efecto de esos besos en mi cuerpo y en mi alma. Éramos niñas, ángeles que se besaban por primera vez sin saber que les expulsarían del paraíso. Exploradoras asombradas de nuestro propio deseo, de haber encontrado al fin a la otra.
Tus besos... No besan nuestras bocas sino más allá de ellas. La humedad y el olor de tu piel, la pasión, el deseo, la ternura, todo se mezcla para desear hundirme más en ti, para introducirte en mi cuerpo y volver a parirte enteramente mía. En tu video veo imágenes de besos dulces, tiernos y suaves, pero esos no me valen, porque nuestros besos son así pero también salvajes, porque besarnos es devorarnos, hundirnos en la otra, abismarnos en la locura.
Hay una fuente en tu boca y tengo tanta sed que soy incapaz de detenerme. La sed de una enciende la de la otra y a veces el alma duele de tanta intensidad.
No hay besos como los nuestros y el video que has colgado ni se acerca.

Marta dijo...

NUESTROS BESOS.
Me has dejado sin palabras..... Y lo único que haría ahora sería besarte, hundirme dentro de tus labios saboreando todo tu olor y el sabor de las salinas enrredadas con las rosas de tu boca, y sumergiéndome por el exófago de tu amado cuerpo, llegar hasta tu vientre, y estar allí dentro de tí, muchos, muchos días, para crecer poquito a poco dentro de tu cuerpo. Y poder ver como me naces lentamente, saliendo llorando de tus entrañas, entre los fluidos y la miel más dulce de tu vientre, mientras veo el esfuerzo y la dulzura de tu rostro. Y volver a amarte de nuevo, haciéndote eternamente mía, y despertar.....despertar.... besándote cada día.

No hay besos como los nuestros, ni los habrá nunca. La fuente de mi boca anhela saciar tu sed, porque tú eres en sí la lluvia, el manantial, el agua cristalina de mi boca, y si tí mi fuente está vacía.