domingo, febrero 14, 2010

FLOR DE LYS Y ENRIQUE, O LA CHICA DEL PLATA Y EL CHICO DEL FANESTO



Flor de Lys llevaba varios meses trabajando en la nueva sala del Plata de Zaragoza. Atrás quedó el encanto del antiguo local del Plata, medio pueblerino y medio de ciudad. Encanto entre lo masculino y lo femenino, entre el aire de aquella promiscuidad cuidada a la vez que totalmente provocadora, y lanzada al aire con esa picardía de aquellos años pasados que tristemente no volverán. Atrás quedó aquel escenario donde Marga Castillo, Mari de Lis y Corita Viamonte, cantaban la chica del 17. Atrás quedó aquel escenario donde una vedette picarona ofrecía un tarrito de vaselina a la clientela masculina, para que le cubrieran con ella el valle de su oscuro sexo, mientras ella cantaba una coplilla exaltada. Atrás quedó Enrique el Jerezano y el saxofonista Eduardo Bailó, desde aquella mítica fecha del cierre del Plata, del tres de mayo de mil novecientos noventa y dos. Pero después de dieciséis años cerrado, el local del Plata volvía a abrir sus puertas, y Flor de Lys fue enseguida elegida en el casting para formar parte del nuevo espectáculo. Querían una chica transexual, y ella era la perfecta candidata. Alta, casi un metro ochenta, de complexión fibrosa pero bien formada. Y con unas ondulaciones terrestres en sus pechos, operados por un cirujano plástico de Paris, que formó con sus manos dos montes deliciosos para Flor de Lys, y para todo aquel que admirara la perfecta forma de sus senos, como empitonados mirando hacia el cielo en la noche celestial. Flor de Lys acudió de muy jovencita al Plata con un grupo de amigas y amigos del instituto, y cuando fue a hacer la prueba, se dio cuenta que habían conservado el mismo escenario con el mural de las palmeras y la playa de fondo, recreado por el pintor Pepe Cerdá. También observó que seguían las mismas mesas y sillas de formica, que se enganchaban misteriosamente unas con otras, debido a unas pequeñas patillas de hierro en los extremos de las patas de las sillas. Y aquellas columnas con sus espejitos, y las antiguas molduras de escayola. Pero el espectáculo iba a tomar diferente y novedosa trayectoria, más actual. Las bailarinas igual ofrecerían un beso de licor a un hombre que a una mujer. Los sinuosos desnudos sensuales estaban asegurados. Y nuevas voces de vedettes y transexuales invadirían aquel mítico local, en el que Flor de Lys, había sido seleccionada para realizar una demostración blanda sado-maso con otra compañera transexual, bajo los efluvios de una jota sentimental. “Ambas aparecían en la oscuridad del escenario y levemente se encendían unos focos malvas que iluminaban a Flor de Lys vestida como una monja, con la intención de rezar leyendo la biblia. Acto seguido, acudía a dicho convento, su compañera de reparto santiguándose constantemente y con un crucifijo en la mano derecha. De repente, ocurrió una terrible tormenta que con sus luces simulando los rayos y el sonido de la lluvia, hizo que Flor de Lys y su compañera de reparto, Canelita de Florencia, quedaran con la mirada aterrorizada y destrozada, ante la aparición de un hombre que simulaba el diablo del anticristo, con unos largos e impresionantes faldones negros como de sacerdote. Pero en un si es o no es, la música de Tina Charles sonaba, Guau, “ I Love To love....... but my baby just loves to dance ”. El diablo anticristo, bailando se quitaba en un pis pas la sotana quedando totalmente desnudo con la mingola al aire. También Flor de Lys y Canelita de Florencia se quitaban el hábito en lo que canta un gallo, bailando el “I Love to love........but my baby just loves to dance”, quedándose desnuditas en el escenario con dos blancas y esponjosas alas de ángel que nacían de espaldas tan distinguidas. Entonces, el diablo anticristo al ver la cara de lascivia y perversión de aquellas damas con hábito reconvertidas de una vez por todas al natural cristianismo, comenzaba a simular que las fustigaba para un segundo después, montar un trenecito de a cuatro con otro diablo anticristo que salía de repente al escenario, reconvertido también a la libre sexualidad. Quedando todos ellos finalmente, formando un sándwich trenecito, Zeus, Flor de Lys, Orfeo y Canelita de Florencia. Todos ellos actores de dicho sketch.
Flor de Lys tenía cuarenta y cuatro años. Se había convertido definitivamente en mujer transexual completa a los treinta, y en la misma clínica en la que se transformó en la mujer que siempre había sido desde el principio de su vida, conoció a su gran amor, Enrique, un chico transexual que trabajaba en una oficina bancaria del Fanesto. Ambos eran de Zaragoza, ambos se conocieron en la clínica Transmediterrano de Barcelona, y juntos, Flor de Lys y Enrique, afrontaron su nueva y divina dimensión de vida. Juntos se enamoraron mirando en la misma dirección, y decidieron ir a vivir a su ciudad de origen, donde Enrique tenía un trabajo seguro y estable, además, los compañeros de la oficina lo adoraban. Desde el principio encajaron con una naturalidad impresionante su transformación de Enriqueta en Enrique. Algo muy común entre los empleados de la banca, gente por lo general, liberal, libre y cachonda. Así que Flor de Lys se fue a vivir a casa de Enrique, y juntos permanecieron en una felicidad completa catorce años, llenos, plenos de amor, de entrega, de complicidad, de amistad y de toda esa divinidad que es capaz de crear la felicidad de dos seres humanos cuando se aman. Pero justo a los poquitos días de haber cumplido los catorce años de unión, Flor de Lys y Enrique decidieron de mutuo acuerdo cortar aquella relación, separar sus vidas, ya que Flor de Lys se había enamorado súbitamente de Maria Jesús, una bailarina del Oasis, hetero y guapa, muy guapa. Flor de Lys abandonó la casa de Enrique una mañana cualquiera, ante la mirada llena de ternura, de perdón, de comprensión, pero también de un inmenso dolor, de Enrique.

- Lo siento mucho, Enrique. No hubiera pensado nunca en volver a enamorarme, pero me ha ocurrido. De veras, estoy muy triste por todo, sabes que te adoro, que te quiero mucho.
- Vamos, Flor de Lys, son las cosas de la vida, hay que saber perder y esta vez me ha tocado a mí. Gracias por estos catorce inmensos años de amor. Ya sabes donde estoy. - Y cerró Enrique la puerta levemente, tan suave y lentamente que apenas sintió Flor de Lys que la cerrara, con una constante sonrisa entre sus labios.

Enrique siguió cada día yendo y viniendo del trabajo de Fanesto a casa, y de casa al Fanesto. Pero un día comenzó un proyecto largo tiempo atrás meditado. Crearía una asociación para transexuales en la ciudad. Todavía no había ninguna, y ya era el momento de ubicar en la capital aragonesa una asociación que asesorara, protegiera, aconsejara, y diera compañía y comprensión a todo su colectivo. Él, mejor que nadie, sabía por lo que había pasado. Zaragoza no era como un Madrid o un Barcelona, donde el progresismo se instalaba de una forma mucho más sencilla entre sus convecinos y habitantes, debido a que al multiplicarse por mucho las personas, también se duplicaban los que eran y sentían como él, y la oferta de compresión de aquellas ciudades era mucho más permisiva. Gracias a las nuevas formas políticas, todo había cambiado también en su ciudad, y Enrique fundó la asociación “ Transfórmate en ti mism@ ”. Primero buscó el local adecuado, en la zona antigua de la ciudad, y después solicitó en el Ayuntamiento las ayudas para la creación de la asociación. A “Transfórmate en ti mism@”, comenzaron a acudir chicos y chicas que no se encontraban a gusto dentro de su cuerpo y de su sexo, y fue así como un día conoció a Oberto Carlos, en el café del local. Oberto Carlos era un chico paraguayo muy joven, de apenas veinticinco años, pero con unas irresistibles ganas de convertirse en mujer.

- Pero. ¿ Cómo es posible que un chico tan guapo como tú, Oberto Carlos, quiera convertirse en mujer ?. Qué si, que te entiendo perfectamente, qué te voy a contar yo, que he sido mujer, Enriqueta de toda la vida, y ahora Enrique. ¿ De veras qué lo tienes claro ?. Mañana tienes cita con el psicólogo, bueno, tu primera cita, porque vas a tener que acudir a él durante seis u ocho meses si todo va bien y considera que realmente te sientes una mujer, dentro y fuera de tu cuerpo.
- Soy una mujer, Enrique, cuando quieras te lo demuestro. Yo me siento mujer, pienso como una mujer. Mi cuerpo aunque ahora no lo es, es realmente el de una mujer. Me gusta la ropa de mujer, las braguitas, los sujetadores, puedo incluso sentir las ondulaciones de mi pecho sin tenerlo, sentir mi sexo con clítoris y vagina aún teniendo un gran miembro masculino. Mi alma, Enrique, mi mente, se siente mujer. Amo como ama una mujer, de una forma quizás más intensa, más plena y entregada. Además, seré una transexual que le gustarán los hombres. – dijo mirando intensamente las pupilas de Enrique, mientras besaba sus labios y se abrazaba a sus manos como sin darse cuenta de lo que hacía – Perdona Enrique, ha sido un lapsus, una imprudencia, un error.
- ¡¡ Qué dices !!!. Ha sido precioso, Oberto – contestó Enrique, cuando todavía saboreaba el sabor del licor de melocotón que le habían dejado los labios de Oberto, balanceándose sabrosamente y lentamente en su paladar. - ¡¡ Pero qué dices !!! – volvió a decir Enrique, mientras Oberto se desprendía de sus manos abrazadas.

Oberto acudió al psicólogo de la asociación “Transfórmate en ti mism@” durante ocho meses. Cada día estaba más alegre y plenamente convencido de convertirse en mujer, y comenzó a acudir al endocrino de la seguridad social, el cual le iba administrando paulatinamente las dosis adecuadas de hormonas femeninas, esteroides sexualmente femeninos, es decir, estrógenos acompañados de progestágenos para inducir el desarrollo de características sexuales secundarias femeninas, así mismo acompañado de un tratamiento anti-andrógino para evitar y reducir los efectos endógenos de las hormonas sexuales masculinas. En tres meses, Oberto comenzó a notar como su voz era grave pero rotundamente femenina y sensual. Su pecho creció poquito a poco, hasta llegar a tener una talla ochenta. Le administraron para aumentarlos más progestágenos, pero apenas se ondularon un poco más. Las erecciones de su pene fueron decreciendo, al igual que el tamaño del mismo, y los testículos apenas parecían dos canicas vivientes como queriéndose esconder de alguien o de algo. La grasa iba dirigiéndose hacia sus caderas, y sus nalgas progresivamente se iban modelando femeninamente. En el transcurso de seis meses Oberto era toda una mujer. Enrique y Oberto estaban cada día, cada noche y cada alba, más y más enamorados.

- ¡¡ Estás preciosa Cristina Oberta !!. Me encantan tus caderas y tus glúteos tan femeninos, redondeados y bien formados. Vuelve a amarme mi amor, Mmmmm........ Estaría haciendo todo el día el amor contigo. Te deseo.....
- Ya, pero estos pechos no acaban de convencerme Enrique, son demasiado pequeños. Además, a ti tampoco te gustan tan pequeños, que lo sé yo. Necesito hacerlos un poquito más grandes, sentirme plenamente más mujer, y hacerte sentir a ti, mi vida, todavía mayor placer cuando los acaricies.
- Yo los veo preciosos, Cristina Oberta, pero si quieres nos planteamos ir a la clínica Trasmediterráneo de Barcelona, allí te dejarán unos pechos de fábula.
- Y de paso, Enrique, quiero que me quiten este apéndice que me sobra, es decir mi penecillo, porque estoy deseando que me reconstruyan una húmeda y sinuosa vagina para ti.
- Pues listo y en forma, el próximo mes concertamos cita en la Trasmediterráneo. Que te hagan todas las pruebas pertinentes, y si encuentran que psicológicamente estás totalmente preparado, lo mejor será que pases por esta última prueba. Sé toda la alegría que vas a experimentar por mis propias carnes, Cristina Oberta. Para mí, fue la mayor alegría de mi vida, el poder transformarme de mujer en hombre, de Enriqueta en Enrique. Te aseguro que la gente ve esto nuestro como una enfermedad desnaturalizada, como algo ridículo e infame, cuando es el propio curso de la naturaleza quien coloca las aguas en su cauce tarde o temprano. Cuando mi alma de hombre, encarcelada dentro de un cuerpo de mujer, con pechos, vagina y formas sinuosas, se convirtió en el hombre hecho y derecho y con pelo en pecho que soy hoy en día, el río volvió a su cauce y entorno natural, porque por fin mi mente se identificaba con mi propio cuerpo. La gente no sabe que la propia naturaleza a veces se equivoca, como se equivoca el ser humano, y donde debió nacer un hombre nació una mujer. La ciencia si que lo entiende, pero la naturaleza es sabia, y todo, absolutamente todo al final vuelve a su estado natural, a pesar de su confusión inicial. El doctor Pietro del trasmediterráneo, nada más comenzar la terapia y el preoperatorio de mi transformación de mujer a hombre, me explicó que durante esa etapa tan preciosa que es la gestación, el cerebro recibe un mayor aporte hormonal de estrógenos o testosterona, dependiendo de cada caso, en el mío Cristina Oberta, fue de testosterona, y en el tuyo de estrógenos, de forma que se va adquiriendo una identidad sexual distinta a la del sexo biológico, es así de sencillo.

A Cristina Oberta, la operaron y le quedaron los pechos jamás vistos más bellos, una noventa y cinco proporcionada y natural. Hicieron desaparecer aquel sexo que le causaba tanta angustia y desazón, y se convirtió en una mujer plena. Enrique siguió trabajando en el Fanesto con unas ganas de jubilarse de no te menees, pero allí que aguantaba gracias al buen ambiente laboral de sus compañeros de trabajo, y a las bromas y gracias diarias que aliviaban aquella tediosa monotonía. Cristina Oberta, ocupó el cargo de coordinadora de apoyo a la transformación, en la asociación “ Transfórmate en ti mism@”.

- Cariño, Cristina Oberta, esta noche vamos a ir al Plata, a ver la nueva representación de Flor de Lys. Además, tengo muchas ganas de volver a verla, que hace un montón que no la veo.
- ¡¡ Guay !!. Será precioso.

“ El espectáculo comenzaba, y bajo los efluvios de una jota sentimental y la oscuridad del escenario, se encendieron levemente unos focos malvas que iluminaban a Flor de Lys vestida como una monja y sentada dentro de un confesionario. Acto seguido, apareció en el escenario iluminada con un foco dorado cada vez más plateado, una prostituta – Azucena de los Lirios - con la intención de ser confesada por nuestra dama con hábito Flor de Lys. Flor de Lys salió de su habitáculo santiguándose continuamente con un crucifijo en sus manos. Le dice a Azucena de los Lirios que no puede confesarla, ya que el horario de confesiones ha terminado y tiene en el ofertorio una cita muy importante con el diablo – Orfeo -. Aparece Orfeo con unos impresionantes y largos faldones negros como de sacerdote que simulan el diablo anticristo, y le hace una seña a Flor de Lys de su tardanza, señalando impenitente con el dedo índice su reloj. De repente, ocurre una terrible tormenta simulando sonoros truenos y rayos, y el sonido de la lluvia se escucha en los exteriores del convento. Pero en un si es o no es, la música de Tina Charles suena. ¡¡ Guau !!, “I Love To love...........but my baby just loves to dance”. El diablo anticristo, bailando se quita en un pis pas la sotana, quedando totalmente desnudo con la mingola al aire. Flor de Lys confesora, se quita el hábito y comienza como una bailarina ecléctica a bailar en lo que canta un gallo “I Love to love..........but my baby just loves to dance ”, quedando ambos, la dama con hábito y el diablo con sotana, desnudos en el escenario con dos blancas y esponjosas alas de ángel que nacían de espaldas tan distinguidas ante la mirada atónita de Azucena de los Lirios. Entonces el diablo anticristo, comienza a ver la cara de lascivia y perversión en el rostro de Flor de Lys, reconvertida de una vez por todas al natural cristianismo, y comienzan a follar como dos seres humanos. La jotica romántica se sigue escuchando en la sala ante la mirada atenta de los espectadores, y sale al escenario otra dama con hábito – Canelita de Florencia - que comienza a desnudar a lo bestia a la prostituta, Azucena de los Lirios, para un segundo después, montar todos ellos un trenecito sexual, formando un sándwich muy muy sabroso con; Azucena de los Lirios, Flor de Lys, Orfeo y Canelita de Florencia. Todos ellos actores de dicho sketch.