domingo, diciembre 07, 2008

SEVILLA ERA MUJER


CONSULTA DE LA DRA. MULDER (AFAMADA PSIQUIATRA DEL ALMA)

Capítulo I


- Buenos días, ¿ es la consulta de la doctora Elisabeth Mulder?- dice una voz como adormecida.
- Así es, señorita – se escucha una voz todavía más adormecida, y es que la Dra. Mulder acostumbra a hablar casi susurrando a todas sus pacientes.
- Quisiera concertar una cita con Ud. Por favor, me puede dar, día y hora?
- Su nombre, por favor?
- Elia
- Edad?
- Es que ahora no me acuerdo, que más da no...?
- Mmmmmm, jajaja, Mmmmmm... - la doctora se ríe también como susurrando - Simplemente era un dato, un pequeño dato que ahora que lo pienso no tiene ninguna importancia.
- Muy bien, Elia, el viernes a las 6 de la tarde, Ok?
- Perfecto, doctora, hasta el viernes.
La Dra. Mulder, en su consulta atiende a damas que atienden y entienden. Ella es así y no lo puede evitar. - Ah¡¡, qué tendrán las mujeres que me enloquecen, que me embriagan todas sus neuras, sus obsesiones y enfermedades del alma, ¡¡ Ah, qué tendrán las mujercitas, esas dichosas hembras. Mis diosas... ¡¡. -


Elia, está sentada al otro lado de la mesa con la Dra. Mulder.

-¿Y bien, Elia, cuéntame lo que te ocurre, qué es lo que te pasa ?, permíteme que te tutee, eres bastante más joven que yo, ¿ algún amorío con una mujer, un desengaño, quizás anhelas el amor?, cuéntame, estoy aquí para escucharte.
- Mmmmm........me encuentro como flotando sobre una nube que constantemente se mueve, a veces temo caerme de ella, no sé, no puedo concentrarme en nada, estoy hecha un asco, un lío enredado. En realidad no sé lo que me pasa, por eso vengo a Ud., para ver si puede aclararme un poco la cabeza.
- Yo estoy aquí para escucharte, Elia, para ayudarte.
- Todo....... todo comenzó aquel día que yo paseaba por el Parque de Maria Luisa en Sevilla, me fui allí para aprender el arte en la perfección de la pintura al lado de una gran pintora, Filipa. ¿No ha oído hablar de ella?
- ¿ Ah, Filipa Roterdini?, es también clienta mía, y muy bollito por cierto. Habrás tenido que tener un cierto cuidado con ella, ya sabes como es ¡!!!!!!...... Cuando menos te lo esperas....Zas, tiene unas manos muy buenas para la pintura y demasiado largas y delicadas...... ya me entiendes.
- Ya, pero no ....... quiero decir, que si, que es cierto que por ella vine a Ud.. Ella me dijo que la doctora Mulder era la mejor psiquiatra de nuestro colectivo.
- Te agradezco el elogio, guayabita, y bien, Elia, vayamos al grano, estoy ansiosa por conocer tu historia.
- Desde que llegué a Sevilla, doctora, la vida sobre una ciudad tan bella comenzó a parecerme mucho más amable y hermosa. El aire tibio de aquella ciudad con el aroma de la pequeña rosa del Sur, el aroma a jazmín, a aquellas violetas adormeciéndose sobre los balcones, a aquellas casas que me hablaban. El olor de Sevilla hizo en mi magia, Dra. Mulder, y es así que al volver a mi ciudad natal me quede profundamente triste, sentí que perdía oxígeno, que me faltaba el aire. Porque Sevilla, me envolvió de tal manera. Y el alma allí, el alma allí, en Sevilla, Dra. Mulder, se torna solo aire y perfume.
- Ejjjejjjjjje- carraspea la doctora - Lo comprendo, Sevilla, es preciosa, pero sígueme contando, Elia, además de lo del perfume, ¿ qué te ocurrió en Sevilla, qué ocurrió en el parque de Maria Luisa, aquel día?.
- Aquel día, doctora, descubrí bajo unos naranjos a una bella mujer. Ella estaba pintando sobre un lienzo a un pavo real con todo su bello plumaje abierto, lleno de color. Y como si el pavito supiera que ella le estaba eternizando sobre aquel lienzo, permanecía muy quieto como hipnotizado mirando los hermosos ojos verdes de ella. Aquella mirada verde inundó mis pupilas desde el primer instante... . Era una dama de una edad media, como Ud., Doctora Mulder, tan preciosa, tan bella como la misma Sevilla.

-Como le iba contando, Doctora, después de tan sólo mirarnos intensamente, en silencio, cogí de su mano y la llevé a mi estudio de pintura, estudio que yo compartía con Filipa. Y así fue, que sin hablar, hablaron nuestros cuerpos. Y mientras yo le amaba, doctora, y mi cuerpo se enroscaba entre su cuerpo, mi alma, como en un alto grado de enajenación, recorría no a su cuerpo sino a aquellas bellas calles de Sevilla. Y el olor de azahar se desprendía de todo su cuerpo, conforme mis manos más lo acariciaban. Sus brazos, como dos rosas trepadoras me arañaban de caricias la espalda. Y como una abeja delicada, libaba de mi sexo muy despacio, casi a cámara lenta, mientras sobre sus pupilas, yo sólo veía a Sevilla, a Sevilla, Dra. Mulder.
- Sí, sí, tranquila, Elia, que yo también discurro por el camino del rocío, y es tan delicado – dijo la Dra. Mulder, dejando a Elia algo descolocada.

- ¿Qué...? Es extraño, Dra. Mulder, pero aquella mujer casi no hablaba, y sin embargo cuando me miraba, me amaba, me lo decía todo. Era... era una mujer ciertamente extraña. Me enamoré de ella, Dra. Mulder, y sin embargo, desde aquel único día en que la conocí y nos amamos, no he vuelto a saber de ella. Y la amo tanto. Era tan bella, tan irracional, tan bestia. Pero Filipa, que la conocía de oídas. Ya sabe ....... los pintores de una misma ciudad se conocen todos. Me dijo que era la Musa de “Celine”. Filipa, me comentó que Celine la tenía como subyugada, que no la dejaba apenas respirar. No me extraña que me pillara la tía al vuelo, ¡ ay mi pobre Marieta, sabe doctora, se llamaba Marieta!
- Te equivocas, Elia, ella se llamaba Sevilla, - la doctora se ha dado cuenta, que mientras Elia cree amar a una mujer, Marieta, en realidad el amor, su amor es y fue Sevilla. En estos momentos está pensando que terapia va a ofrecer a su bella clienta.........
- Bueno, mi querida Elia, ¿ qué tal duermes por las noches?.
- Algo regular doctora.
- Tan sólo te mandaré unas pastillitas relajantes. Además son de sabores. Una medicación especial que hace una empresa de Hong Kong para nuestro colectivo. Y tienes de sabor a “ pezoncito “, a “ clítoris no me envenenes más “, para las niñas a las que se les ha atragantado algún clítoris en mal estado. Y “ clítoris ajazminado”. Qué quieres que te diga, Elia, a mí ése me vuelve loca. Te aseguro que la noche que lo tomo se me sube el placer hasta las trancas. Ah, y vas a pintar un cuadro para mí, un cuadro de Sevilla. Tómate todo el tiempo que quieras ¿ de acuerdo?. Me encantaría que me lo regalases, habrás notado que utilizo el arte en mis terapias..... Y no te preocupes, yo la consulta privada la cobro en especie. Cuadros, fetiches, y otras tantas fruslerías....... que ni te puedes imaginar......Jajaja...
Y sobre todo, piensa, y ya te darás cuenta, que en realidad aquella mujer, Marieta, tan sólo fue una proyección, una proyección de tu amor a Sevilla. Sevilla te invadió de amor, y los seres humanos sólo podemos canalizar el amor a través de otra figura humana. SEVILLA, supo hacerse mujer para enamorarte, SEVILLA ERA MUJER ....................... fue mujer, y qué belleza verdad....!!!!!!!!!!!!!
Dame un besin cariñin, ya sabes donde estoy, Ah ¡!!!!!!! y espero ansiosa tu cuadro.

- Pintaré su cuadro. Adiós, Dra. Mulder, volveré muy pronto. Ah, y no se lo había dicho, tiene Ud. como la escritora, Elisabeht Mulder, unos ojos verdes preciosos de gata enamorada.
- Ya lo sé, mi niña, ya lo sé, en realidad, la Mulder, era tía abuela mía......
- CLOK,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, SE CIERRA LA PUERTA DE LA CONSULTA.
Y es que nuestra Doctora, está esperando de nuevo, la exquisita visita de otra atormentada dama......

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